ar4-l.gif (1760 bytes)

gallery2.gif (1884 bytes)

El cuento

 

cone4s.gif (2056 bytes)  English version

featherr.gif (1755 bytes)

La posesión de la belleza

nos acerca más a la muerte

tranquila que anhelamos

   

        Una noche, tras arduos preparativos. Equipos de profesionales, pagados con cifras muy largas. La estatua del almirante Nelson se estremece. Alarmas en Trafalgar Square. La National Gallery violada.

         Serpientes.

         El escabel púrpura de Pedro el Grande despierta y tiembla. El palacio del Ermitage se pregunta qué sucede.

         Corredores recién encerados, tan sólo iluminados por tenues luces inactínicas. Mantenimiento y vacío. Lienzos hieráticos que vigilan lo invigilable. Guardias que hojean despreocupadamente prensa atrasada. El silencio de los cuadros dormidos, y el perfume del óleo endurecido cien años atrás.

          Guantes inmaculados y movimientos de precisión imposible. Los rostros cubiertos flotan en los pasillos antes vacíos, y pisadas certeras conducen a sus dueños junto a los objetivos. Lienzos enrollados. Trabajo pulcro. Huida.

          Inhibición de sistemas.

          El Prado, Tate Gallery, Museum of Modern Art... La lista es concisa, y no admite alternativas. Quince cuadros. No más. Por el momento.

         Varios marchantes, manejados por hilos cuyo origen desconocen, completan la operación, y reúnen los lienzos en un transporte especial con destino incierto.

         Sonrisas y felicitaciones. Abultados sobres y transferencias a bancos centroeuropeos.

         Horas más tarde se descubren las ausencias. Autoridades que hablan y deciden. Los marcos vacíos son repoblados con fieles reproducciones preparadas de antemano. Nada trasciende al mundo, que sigue visitando los museos, y dejando escapar exclamaciones de asombro al contemplar las obras maestras. Ignoran que la mayoría de ellas han sido ya sustraídas, sin que esto pueda evitarse.

         Champagne.

         En una mansión de dimensiones inauditas una voluntad sensible y oscura pasea en compañía de sus invitados, compartiendo con ellos su extraordinaria colección, que cuenta ahora con quince nuevas adquisiciones. Pronto de las paredes de los museos sólo colgarán copias.

         Excelentes copias.

© Antonio Dyaz         

 

ar4-l.gif (1760 bytes)